Un país épico por donde lo mires y que puede tener las cuatro estaciones en un mismo día. Cultura, paisajes soñados para recorrer todo el año y cuidado por la naturaleza. Nueva Zelanda se ubica en el suroeste del océano Pacífico, que comprende dos islas principales, ambas marcadas por los volcanes y la glaciación en este hermoso destino te esperan enormes parques nacionales, la enérgica cultura maorí y excelentes opciones de surf y esquí.

Comprende bosques, montañas, lagos, playas y fiordos sublimes, que han convertido a Nueva Zelanda en uno de los destinos más codiciados para hacer senderismo.

Cultura maorí

Antes de la llegada de los europeos en Nueva Zelanda, los primeros habitantes humanos del país eran los maorís. Se cree que llegaron entre los años 800 y 1300. Dado a las similitudes tanto físicas cómo lingüísticas que tienen con los habitantes de las islas de la Polinesia y de Hawai, se supone que llegaron desde allí. Una vez en Nueva Zelanda, se tuvieron que adaptar a un nuevo clima y a unas nuevas condiciones estando aislados del resto,  así crearon su propia cultura y su idioma evolucionó al maorí.

La cultura maorí ha dejado su huella en la vida contemporánea de los kiwis: en todo el país el viajero puede oír hablar maorí, ver la televisión maorí, unirse a un hangi (banquete maorí) o asistir a un espectáculo cultural con cantos, danzas y una espeluznante haka (danza de guerra).

El diseño maorí se expresa en el ta moko, tatuaje (normalmente en la cara) y las delicadas esculturas artísticas en hueso, conchas y pounamu (piedra verde).

¿Por qué ir a Nueva Zelanda?

  1. Gastronomía: recibe influencias muy interesantes de las mayores cocinas del mundo. Solo tendrás que darte una vuelta por el supermercado o por alguna calle concurrida de Auckland.
  2. Paisajes: playas que parecen no acabar nunca, olas para surfear, volcanes y montañas para escalar, colinas verdísimas, fiordos, lagos, ciudades vintage que parecen sacadas del viejo oeste y muchas, muchas sorpresas.
  3. Conocer la Cultura Maori.
  4. Fauna: podrás toparte con animales que ni siquiera sabías que existían, como el pukeko, un pájaro azul con pico rojo, el tatutara, un lagarto que parece un mini dinosaurio o los ‘glow-worms’, insectos que viven en cuevas y en la oscuridad brillan! Y obviamente los kiwis, las ovejas, los possum, los kakapo, los kingfisher, las vacas, las ballenas, los delfines y los pingüinos.
  5. Conocer Rotorua (Isla Norte): Una de las mejores regiones termales del mundo. Cuenta con una gran muestra de géiseres en activo, que podemos descubrir en Whakarewarewa y en el Parque Natural Rainbow Springs. Las explosiones de vapor son algo habitual en este lugar, que sorprende a quienes viajan hasta allí, que quedan encantados con lo original y diferente de la región.
  6. Sus vinos: La industria vitivinícola de Nueva Zelanda ha conseguido una gran reputación a nivel mundial, a pesar de la escasa superficie de viñedos y de la juventud de sus bodegas. Sus caldos se caracterizan por su acidez, sabor frutal, concentración aromática y elegancia. Los espectaculares viñedos neozelandeses, salpicados por una cata de sus mejores ejemplares, constituyen una visita imperdible.
  7. La Octava Maravilla del Mundo: Milford Sound. Este espectacular fiordo se encuentra dentro del Parque Nacional de Fiordland, declarado Patrimonio de la Humanidad en 1990. Es uno de los lugares más visitados del país, al que se accede en barco o carretera desde Te Anau. Está rodeado de escarpados picos como The Elephant, Lion Mountain o el Pico Mitre. Proclamado la octava maravilla del mundo por Rudyard Kipling, Milford Sound es una obra de arte de la naturaleza.